Casi treinta y nueve años
después acaricio la sensación de conducir, quién me lo iba a
decir, nervioso me elevo con la plataforma hidráulica que me hará
acceder al puesto del conductor, una vez frente al volante me invaden
mil sensaciones, todo el mecanismo acoplado a un joystik, una obra de
ingeniería casi perfecta, los frenos, el acelerador, la dirección...
...una mole de casi dos mil kilos dirigida como una silla de ruedas,
qué gozada, tras poner todo en su sitio para que yo pueda
controlarlo, llega el “bautizo”, siempre con Manuel de copiloto
con otro mando adicional, bueno comienza la proeza, frenazos,
acelerones, poco a poco se va haciendo más fácil, yo entusiasmado
como un niño chico estoy perplejo. En el otro lado, conduciendo,
retrocedo casi cuarenta años en mis pensamientos, sin embargo la
realidad es el presente gracias a que Vía Libre de la ONCE está
trabajando en un proyecto tan singular como éste a través de
Caradap. Quizá yo no lo llegue a utilizar cotidianamente por
diferentes motivos, pero el comienzo de una nueva “dimensión”
tocante a las tetraplejias está creciendo. Calidad de vida es
también poder elegir y para eso la sensibilidad de políticos y
empresarios es necesaria. Invertir es crecer, si además se
proporciona a una serie de ciudadanos la “herramienta” que
estaban esperando, invertir también es crecer.
Desde aquí gracias a la Fundación Once por financiarlo.
A. Hinarejos
A. Hinarejos
2 comentarios:
Fantàstic Andrés, moltes felicitats!!!
Tú serás probablement l'únic conductor de Barcelona a qui la primera multa li deixará un somriure als llavis, je, je. Endavant!!!
¿Como lo sabes? Un abrazo.
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