martes, 30 de junio de 2020

"Hospitales la mejor joya"





Este año no podré celebrar mi cumpleaños en un restaurante, ese que mucha gente me dice que estoy loco por celebrarlo, ese que llevo muchos años recordando con gusto, hace cuarenta y seis años estuve en el borde del precipicio, tan cerca, que el primer día apareció un cura para perdonarme los pecados para cuando cayera, menudo susto, además según los facultativos no duraría mucho y en el caso de que aguantara dos o tres años sería siempre en la cama, por eso un buen día comencé a celebrar mi segundo nacimiento, tengo pareja, nuestro hijo y vivo una vida de lo más normal, incluso vivo en mi casa con vista al mar, todo un empeño por seguir con normalidad por estos lares. Pero hoy en mi, quién lo iba a decir, cuarenta y seis cumpleaños de ver aquel túnel iluminado contándome mis andanzas,  ese que se ve cuando estás cerca de las calderas de Pedro Botero, no puedo salir a celebrarlo por culpa de un virus que afecta a nivel mundial, vamos una sin razón vivida en directo, sin embargo mi cava y mis viandas preferidas no habrá Covid19 que me prohíba compartirlas con mi pareja, un año más dejando en evidencia los comentarios sobre mí aquel año de mil novecientos setenta y cuatro; para mi persona es un regalo cada día que se despierta y me es totalmente esencial describir que un hospital es la joya más preciada que tenemos, que las personas que hacen posible su buen funcionamiento no están obligadas a ello y menos cuando gente insensata se expone a un contagio grosero incumpliendo todas las normas.
Este año no iré a que me canten el cumpleaños feliz, soy consciente del impacto inesperado producido por esta pandemia, pero celebro que aquel año del siglo pasado se equivocaran los facultativos en mi diagnóstico y comienzo a vislumbrar que si colaboramos todos, este coronavirus lo dejaremos en pañales. Creo en la ciencia, sin embargo el poder y el juicio están en el sentido común del pueblo, todo junto hará que el cóctel molotov que confeccionemos derrotará a la fuerza invisible de este mal.
A.Hinarejos
17-05-20

jueves, 25 de junio de 2020

Un acompañante que no respeta


La inocencia se pierde rápido, sin embargo los responsables del “procés catalán” la conservan intacta, pensaron que la locomotora multifunción de España iba a permitir que la “colonia” más próspera quedara libre sin que la multifunción de jueces, fiscales, ejército, piolines, benemérita… actuara, allí tienen todo el “armamento” pesado, si no hay cuestión, se la inventan, a todo aquel que molesta lo persiguen con sus leyes, aunque medio mundo no lo vea igual, lo obligan a pasar a la sombra, donde no moleste, al exilio, que aunque molesten la multifunción de la locomotora los anula como representantes presenciales.

La inocencia catalana sigue intacta, la opresión esgrimida contra este pueblo impide ser una persona libre a su gente, aquí viviendo en la inocencia colectiva seguimos luchando para poder votar, no atisbamos que desde el pedestal del poder siguen enviando a, “a por ellos” a una parte de esa multifunción de la máquina apisonadora para evitarlo, cualquier persona que destaca sobre ese tema la investigan, vamos lo arruinan incluso falseando lo que haga falta para apartarla, así el pueblo se amilanará  y desistirá en su empeño.

Sólo faltaba ver y oír a la locomotora falseando todo lo sucedido hasta ahora, cárcel, exilio, imputados… sin embargo la inocencia, poderosa arma, tiene a la apisonadora multifunción confundida, sólo puede inventar fraudes y gritar ante la vergüenza mundial “a por ellos”. No hay diálogo, no hay posibilidad, el poder omnipotente de un papel en el que ellos se basan es lo único que pueden esgrimir para derrotar a la inocencia colectiva de un pueblo que ha decidido separarse de un acompañante que no lo respeta.

Inocencia poderoso elixir.

23-06-20

sábado, 20 de junio de 2020

Sin miedo pero con sentido común. Hoy en El Periódico





Ha habido muertos, gente con secuelas físicas y psicológicas, hambre… un sinfín de cosas típicas de una guerra, ahora al contrario de una posguerra, el personal se lo toma a la tremenda, fiestas, terrazas llenas, viajes… la destrucción física no ha existido, los edificios enteros, las carreteras, las vías del tren… aparentemente no ha pasado nada, sólo hemos estado encerrados casi tres meses, en definitiva nada más que el que lo ha vivido de cerca sabe que es muy, muy peligroso, y también sabe que el virus sigue amagado donde menos lo esperamos, no es por inculcar pánico, pero si no respetamos las medidas mínimas las bombas y balas invisibles volverán con fuerza, mucha gente posiblemente está inmunizada pero otra no, y si tenemos que volver al encierro forzoso los más sensibles caerán abatidos y todo por no ser responsables protegiéndonos, además de las medidas inculcadas por los científicos, está nuestra actitud, si no somos serios ante la congoja que acabamos de sobrellevar, volveremos al comienzo. Hemos de tener en cuenta que esta guerra no destruye al pueblo pero mata a sus habitantes, y al luchar contra un enemigo invisible estamos en debilidad ante él, por eso, salir y disfrutar está bien, sin embargo procuremos evitar riesgos y protegiéndonos como dicen los cánones seguro que venceremos y cuando pase el tiempo y lo hayamos conseguido podremos decir que nos pilló una vez desprevenidos pero supimos erradicarlo con sabiduría, hablando de sabios mientras cumplimos con nuestro deber, ellos los científicos seguro que encuentran algún remedio para pulverizar al enemigo, este poder invisible que ha decidido atacarnos, quizá lo único positivo de este episodio en nuestra historia es que nos ha hecho más humanitarios, que mirarnos el ombligo no es bueno, hemos de ver más allá y pensar que la vida es tan efímera como nos ha demostrado este invisible enemigo.

Sin miedo pero con sentido común, es lo que nos toca hacer mientras no descubran un remedio efectivo. Un hurra por tanto joven, niño, abuelos… encerrados sin ver amigos, familia y creciendo como individuos.

domingo, 14 de junio de 2020

Iguales en los pensamientos. Hoy en El Periódico.


Ciudadanos de tercera en los hospitales con el coronavirus, de cuarta en el trabajo, en la playa ayer nos demostró la administración que somos de quinta o ni siquiera eso, no existimos, ayer empezaba la temporada de baño para las personas que han de utilizar una silla de ruedas en Barcelona, pero según los responsables la mejor forma de no cumplir una ley es ignorarte y así lo hicieron, la temporada de baño anulada por ordeno y mando, ni pasarelas, ni vestidores, ni silla anfibia… y mientras cualquier vecino de cualquier población con restricciones por el Covid19  puede tomar un baño, los ciudadanos de quinta se han de aguantar, además sin poder discutir ni hablar nada, como si no existieran, vamos que está claro que eso de la igualdad es evidente que para la administración es cualquier cosa menos igualdad, la vida de una persona que ha de utilizar una silla de ruedas o padece alguna patología que impide llevar una vida “normal”  se convierte en una lucha diaria, ayer con la prohibición de bañarse, el otro día en ser el último en la cola para utilizar un respirador, en un trabajo quedar feo de cara a atender al público aunque tu CV sea el más completo. Si, ayer como en muchas otras ocasiones se tuvo que hacer una manifestación para reivindicar algo que por ley tendría que ser obligatorio, una lucha cotidiana mientras que los responsables se llenan la boca de que todos somos iguales.
Todos somos iguales mientras estemos en casa sin rechistar, sin embargo eso ha cambiado, no estaremos en casa y, si, gritaremos cuando nos traten con diferencia respecto a los demás, por eso exigimos poder bañarnos, trabajar, divertirnos… como todo el mundo, somos diversos en el físico pero iguales en los pensamientos.
A.Hinarejos
14.06-20