martes, 6 de marzo de 2018

Hoy en El Periódico digital. Bicing... y yo qué?

Clica al enlace


En estos días se cumplen diez años del Bicing en Barcelona, el mismo tiempo  que un transporte público incumple la Ley de Integración Social de las personas con movilidad reducida, el mismo tiempo que la administración es incapaz de solventar este problema, tan difícil es adaptar este medio de transporte, máxime cuando hay una ley que lo obliga,o es que el Bicing no se considera un transporte público, y aunque fuera así la ley también lo obligaría; hemos logrado adaptar el metro, el tren, autobuses, tranvía, taxis, avión… todos ellos medios de transporte casi centenarios, y resulta que ponen uno nuevo en funcionamiento y se saltan a la torera las reglas de integración, esto no es serio, la administración no puede cerrar herméticamente esa puerta, arrinconar queriendo, a un sector importante de la sociedad, hace tiempo que vengo denunciándolo y su respuesta es la callada, incluso me han dicho que yo como lo haría, que presente un proyecto, mi respuesta ha sido y es sencilla, yo no soy técnico y por eso tampoco he presentado ningún proyecto para adaptar los diferentes transportes públicos, pero como la ley lo dice, cada empresa se ha organizado para hacerlos accesibles y cumplir con la legislación.
En fin, algún día tendrán que hacerlo por obligación, la ley se puede incumplir durante un tiempo si es la administración quien pone en marcha una empresa nueva, pero no toda la vida, el pueblo es tolerante pero el día menos pensado le hará saber a la regencia que está actuando como en el siglo pasado y seguro que será facilísimo adaptarlo y bastante más económico que cualquier otro medio de transporte metro, bus, tren…

Una ciudad también es singular cuando la marginación se arrincona pudiendo circular en su Bicing con alguna secuela física.

Andres Hinarejos

20-03-17

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Andrés soy Virginia. Eres fenomenal. Creo qué deberían ficharte como técnico para muchas cosas más. Lo qué pasa es qué vivimos en el país de la TITULITIS y evidentemente un título no tiene nada que ver con tener una mente brillante