martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus




Se ha roto todo, sí, el elefante en la cacharrería ha entrado sin darnos cuenta y desde la porcelana china hasta la cristalería de bohemia, pasando por la loza de Talavera… han sido hechas añicos, en muchos casos irreparables, aquello que sólo vemos cuando nos apetece es egoísmo cruel, el elefante nos ha roto lo más preciado y al mismo tiempo nos ha abierto los ojos, nos ha demostrado que sin derrochar el hábitat corporativo nuestra casa, el planeta funciona. El Covid 19 ha entrado con todo su poder destructivo en las casas donde depositamos a lo más querido, nuestros padres, nuestros abuelos, para verlos sólo cuando nos apetece, egoísmo salvaje diría yo, sí, el elefante ha roto también ese egoísmo, lo ha convertido en fragmentos de humildad, ha despertado la dignidad que en muchos casos habíamos olvidado, el bicho invisible ha organizado al ser humano, le ha advertido que el patrimonio más hermoso es la familia, los amigos y sobre todo la salud, el miedo a que todo se rompa en nuestra cacharrería es el peor pensamiento, es la reflexión a la que nos podemos enfrentar, el elefante imaginario, el coronavirus, ha roto nuestra tranquilidad emocional, nos ha confinado, en definitiva nos ha vuelto humanos, nos ha demostrado que el sentimiento hacia todo lo demás es el factor más importante y él nos ha devuelto ese componente porque lo habíamos perdido.
Ha hecho añicos nuestro tesoro, se está cebando en la “cerámica” más querida, esa que encerramos en la casa de muros helados y que sólo visitamos cuando disponemos de un rato inservible, esa que acariciamos con la dureza de saber que sin que nos echen la dejaremos “guardada” entre los muros fríos del museo de la vanidad. Nos ha roto, o quizá nos ha devuelto la sencillez de ser un poco humanos, la sencillez de sin tener miedo vivir un minuto intenso cada día sin necesidad de atesorar oropel.
La vida no es correr y correr, la vida es pasear con sentido común.  
A.Hinarejos
31-03-20

No hay comentarios: