Este tractor de juguete que le regalé a mi hijo cuando era pequeño está muy triste por todo lo que ve que pasa con sus “hermanos” mayores.
Qué lucha más desigual, cuántos trabajadore/as se dejan la piel para que usando estas máquinas nos llenen lo más preciado que tenemos, la vida. Desigual sí, porque mientras ellos luchan para generar productos para que podamos llenar la panza, los pensamientos, la tranquilidad… nosotros depreciamos, lo trituramos… su esfuerzo, buscando productos de cualquier sitio, empobreciéndolos, tanto que su muerte está cercana.
Por eso, yo estoy muy triste, porque nuestros trabajadores del campo somos también nosotros, porque el campo es la despensa si estamos con ellos, es la nevera, la mesa puesta… pero no mirar la procedencia nos hará que este sector desaparezca de nuestra proximidad y entonces entenderemos el por qué de sus concentraciones.
El tractor de juguete estuvo, está y estará con ellos, con tantos hombres y mujeres que con su trabajo, pero también su sabiduría producen el maná que necesitamos para vivir tranquilos.
Necesitamos que la sociedad entienda que cuando abre la nevera todo lo que hay es gracias a ellos, y que merece la pena pagar un poco más por productos de proximidad y a lo mejor menos en una entrada de fútbol, un móvil, una tele… por decir algo.
Sí, este tractor se suma aunque sólo sea simbólico a las manifestaciones que sus “hermanos” grandes hacen organizadas por sus amos.
Adelante héroes.
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