domingo, 11 de septiembre de 2011
somos de madera... o no.
Porqué se ha de salvaguardar su presencia, es ridículo, “es un juego”, o quizá es la realidad. Cabizbajos, dóciles, resignados, sumisos… uno a uno van cayendo sin rechistar, que poder esotérico atesora tan semejante figura, está claro que no es cotidiano. Haciendo un símil de la realidad, desde tiempos ancestrales la “jauría” humana ha necesitado de una efigie “poderosa” para caminar por su historia íntima, rencillas, peleas, batallas, guerras… hasta el más ingenuo de la especie necesita de ese “polichinela” para sobrellevar su caminata efímera. Cuanto poder desperdiciado por la violencia quimérica de un pensamiento confundido, desde el amanecer de los tiempos el más innoble “noble”, ha finiquitado la supervivencia de cantidad de semejantes resguardando él su pellejo, altivo siempre, su pensamiento suficientemente cruel para que todos claudicaran bajo su poder, siempre rodeado de braceros sumisos dispuestos para preservarlo, cuanto daño recibido a cambio, hambre, desolación, sufrimiento… el “noble” escudado en mentes apagadas de entendimiento ha hecho y deshecho a su antojo todo lo que se le ha pasado por los pantalones y sin embargo la plebe (pasando penuria) lo ha respetado. Son de “madera”, no sufren, están aquí para eso: yo soy el rey. Han de protegerme si quieren seguir entreteniendo su transitar.
El caminar es duro pero la vida atractiva, por eso cada paso es una puntada en el flamante vestido del tiempo, estaba muerto antes de morir, soy de madera, en el “tablero” el faraón es el dios omnipotente.
No llores porque no puedes reír, llora por no saber sonreír.
Estaba muerto antes de fenecer, la jerarquía así lo dispone, mis pensamientos son hachazos sobre una roca de granito duro como los requisitos del que se escuda detrás de braceros como yo, soñando deambulo por el entramado de “cuadrados” donde la vida me hace niñear entreteniendo mis ideas para así olvidar la verdadera situación. “Es un juego”, aparentemente bonachón, donde dos jugadores comienzan estrechándose la mano… pero que a partir de ahí la lucha es terrible, la estrategia, las emboscadas y las dotes del más hábil contaran tanto que aquel que la pifie sucumbirá ante su contrincante. Yo soy el rey, los muertos no cuentan, solamente mi figura ha de permanecer intacta para que luego los “historiadores” derramen sobre legajos “inmaculados” mis batallas donde solo mi nombre aparecerá como triunfador de todas las contiendas. Tic, tac… …el reloj impasible prosigue contando el tiempo, la partida está claramente definida. Lo más importante es, que aunque han habido altos y bajos y mi figura real se recline, el regocijo junto a un encanto primordial ninguno me lo podrá quitar. Deambulo soñando y aunque pierda o gane el placer de disputar una “contienda” no me lo vedará nadie.
01-03-10
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