La libertad es el tesoro más grande que tenemos, por eso los gorriones de mi jaula he decidido que disfruten de ella, en mi jaula he encerrado la comida de la que ellos pueden alimentarse desde su libertad.
Soy un soñador ilusionado, soy un ilusionado soñador, disfruto de ver a los gorriones comer encerrados fuera de mi jaula, me distrae su picoteo, sus peleas, su actitud picaresca… Y luego se van volando, me enamora su libertad, esa libertad que muchos humanos tenemos coartada precisamente por ser el animal más inteligente y que a veces coartamos a nuestros semejantes y no tan semejantes, por la misma razón.
Los barrotes de mi jaula no prohíben salir porque ya están fuera, les deja comer porque hay una rendija donde las cabe la cabeza para alcanzar las semillas, pueden venir a mi balcón porque saben que yo soy su amigo y nunca les haré daño.
Quiero una sociedad libre donde ser pobre no sea pecado, una sociedad libre donde ser discapacitado no sea encierro, una sociedad libre donde ser mujer no sea esclavitud… Quiero que el ser humano viva fuera de todas la jaulas, quiero que viva y pueda seguir volando cuando le plazca como los gorriones de mi jaula.
La riqueza, ha de ser la felicidad, la libertad, lo demás son remiendos impropios en un vestido de gala.
Mis gorriones son la libertad que deseo para mí y para una sociedad milenaria, por desgracia en muchas ocasiones la inteligencia nos hace esclavos.
El tesoro más grande que tenemos que es la libertad hemos de encerrarla fuera de todas la jaulas, entonces podremos decir que el ser humano es el animal más inteligente.
Harto de guerra, políticos, fútbol… ¡Barcelona no te quedes sin gorriones!
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