Me acarició, qué digo,
me dio un abrazo de muerte, luché hasta huir riendo, la dejé
tristemente enfadada, me “arrancó parte de mi cuerpo”, sin
embargo para el resto del mundo yo no era famoso, por eso no podía
recuperar lo que me destruyó. ¿Cómo un simple mortal iba a ser
capaz de esforzarse en volver a ser una persona “normal”? Eso
solamente lo hacen los famosos, deportistas, actores... yo no he
vuelto a serlo porque no pongo interés.... ...Todo el mundo conoce a
alguien que después de sufrir una caricia como la mía y a base de
esfuerzo ha vuelto a estar como antes. Nunca discuto, prefiero haber
sido capaz de entender que mi lucha, mi esfuerzo, mi interés... los
he de organizar para seguir siendo persona, al margen de lo que aquel
día me arrebató su abrazo mortal, sólo el rabo de una lagartija
vuelve a crecer, “al guapo que le crezca la cola” es que no se la
había cortado, es más, en muchas ocasiones se pierde vivir la vida
esforzándose en que aquello que se secó vuelva a florecer. Me
acarició, me dio un abrazo mortal, intenté vivir después de aquel
latigazo aterrador, perplejo entendí que el afán de seguir anulaba
cualquier anomalía superflua, mis ideas luchaban en una dirección,
pasaban de una rehabilitación física aburrida total para nada y
recuperando toda su esencia me obligaron a poner a punto el motor
dentro de una carrocería destrozada. No soy deportista, ni actor, ni
famoso... sin embargo he logrado organizar mis pensamientos hasta
hacerme un hueco en una sociedad que no te desprecia pero que sí te
diferencia.
La vereda sinuosa de la vida se hace más agradable
entendiendo el por qué de sus cuestas.
La hermosura está en la
lucidez de los sentimientos.
A. Hinarejos
24-09-13
2 comentarios:
Gracias Andrés por tus escritos, siempre inspiradores del bien.
La vida es lo único "verdadero" del tiempo que vivimos y mucha gente necesita tres o cuatro vidas para darse cuenta.
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