Parte del trabajo fin de carrera: Redacció de la memòria etnogràfica
Laura.
Juga a escacs regularment a un centre del seu barri.
Pensa que aquesta activitat hauria d’esser declarada «
Patrimoni de la diversitat ». Ho expressa en la publicació
de l’Associació on juga amb els seus companys, tal qual
: « Ajedrez, deporte de la solidaridad “, Andrés
Hinarejos, el passat 2 de febrer del 2009:
No voy a escribir de jaques mates, ni de aperturas, ni
de ataques… me gustaría hablar del potencial solidario
que esconden las sesenta y cuatro diminutas casillas de
un tablero de ajedrez, al montar las piezas y comenzar
el juego no pide como en otros deportes cuerpos
musculosos, habilidades físicas o malabarismos
estelares… obesos, delgados, enclenques, robustos,
canosos, niños, minusválidos… cualquier persona del
sexo que sea puede sentarse ante dicho tablero y
competir al margen de su físico, un equipo
paradójicamente puede estar formado por diversos
jugadores y con diferentes características anatómicas
(presenciad el por equipos de Catalunya, es el sumum
en este sentido), la grandeza del diminuto tablero es
que ante él todos somos iguales y todos nos regimos
por las mismas reglas y lo que importa es el músculo
más importante que poseemos, el que de verdad nos
debería diferenciar del resto de animales, el cerebro. La
pena es que la solidaridad solamente dura el tiempo
"esotérico" del juego, la humanidad debería abrir el
entendimiento y comportarse como un jugador de
ajedrez ante las sesenta y cuatro casillas, tendría que,
metafóricamente hablando, federarse en el club de la
solidaridad y comenzar la partida más responsable de
la historia.
Mi destreza es tan inexperta en el arte del ajedrez que
seguramente no soy quien para hacer estas
valoraciones, pero ante tanto despropósito organizado
por humanos sin humanidad me atrevo a proponer a los
doctos en este deporte que lo promocionen ante los
dirigentes de las masas como patrimonio de la
diversidad y, por lo tanto, como eje solidario, no para
arreglar el mundo sino para compensar un poco la
balanza.
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