Que en los parques de Barcelona reserven zonas protegidas para que las aves salvajes puedan anidar y reproducirse me parece genial, ver patos, pollas de agua, garzas, palomas torcaces, urracas, mirlos… en el centro de Barcelona es, si no menos, curioso, delicioso, fenomenal, porque sin desplazarte a la montaña puedes observar diferentes aves y diferentes especies de fauna salvaje, incluido algún erizo.
Es especialmente normal que los parques estén adaptados para que las personas que han de desplazarse con una silla de ruedas puedan recorrerlo, sin embargo en el parque de Diagonal Mar hace tres meses que hay un escape de agua y con una silla de ruedas es, no peligroso, pero si aberrante, porque al pasar se te ponen las ruedas de la silla embarrizadas, cosa que luego lo depositas en tu casa si no pasas antes por el “túnel de lavado”.
Es normal al parecer en este parque, el puente que cruza los lagos lleva seis meses vallado por orden y mando del que lo gestiona, un zarzal se comía una higuera sin que nadie lo eliminara, vivo cerca y entiendo que el parque está muy mal gestionado por el responsable.
Solo me faltaba ver que desde hace tres meses un escape de agua impide por el barro que se acumula que una persona con silla de ruedas pueda pasear por él, entiendo que no entiendan que la accesibilidad no son solamente los bordillos y los escalones pero lo que no entiendo es que la pérdida de agua lleve tres meses y nadie sea capaz de arreglarla.
Las personas discapacitadas somos sociedad para pagar impuestos por obligación, pero nuestros derechos y bienestar se lo saltan a la torera los políticos, los asesores, los técnicos… en todas partes.
Quiero ver aves salvajes anidando en el parque, lo que no quiero ver es un barrizal donde las ruedas de una silla se embarran hasta las llantas y quiero que me traten como a cualquier ser humano de la sociedad no como a un hombre que para pasear por el parque tiene una trampa de barro en el camino.
No hago ruido, me defiendo.
31-12-25

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